viernes, 9 de septiembre de 2016

¿Tenemos en realidad una visión global o de conjunto del lugar donde vivimos?


Para empezar voy a remontarme a un hecho histórico y que marca un hito al ser la primera lectura nueva y asombrosa de nuestro hogar, es el registro fotográfico de la Tierra vista desde el espacio. Para esto voy a distinguir la primera fotografía espacial tomada por una cámara remota colocada en un misil lanzado por EEUU en 1946 y que llegó a una distancia 100 km, de la más conocida e influyente para nosotros los occidentales; la fotografía tomada por un astronauta desde el Apolo 8, primer vuelo tripulado que orbitó la Luna.

Hace ahora cerca de 69 años militares y científicos de EEUU lanzaron un misil, el V2, requisado a los nazis al término de la Segunda Guerra Mundial. Aunque la travesía duró solo unos minutos llevaba una cámara fotográfica incorporada que automáticamente disparaba cada segundo y medio. El registro más conocido de la Tierra se hizo desde una altura de 65 kilómetros. Cuando este misil cae la cámara de 35 milímetros casi se destroza al impactar en el desierto de Nuevo México, aunque la cinta, protegida por una carcasa de acero había quedado prácticamente intacta. Este fue el primer registro fotográfico de la Tierra desde el espacio.  Poco después informó el Smithsonian Air & Space que; "la primera vez que proyectaron las fotos en la pantalla los científicos sólo se volvieron locos". Posiblemente porque comenzábamos a tener y comprendernos desde la perspectiva de un “afuera” ignoto.


Fuente=  
http://www.nasa.gov/multimedia/imagegallery/image_feature_1298.html

Para poner este hecho en contexto hay que ampliar la visión hacia el panorama en el contexto de la época. Los que estamos en una edad similar a la mía (los 50's, un poco antes y después) recordaremos la confrontación y la escalada de tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética desde 1945-47 y que se llamó la Guerra Fría. Uno de los ejes fundamentales fue una competencia cuyo objetivo era explorar el espacio exterior con satélites artificiales, enviar humanos al espacio y hacerlos llegar a la Luna. A esta competencia se le llamó “la carrera espacial” (1957a 1975) y es descrita como la gran “batalla propagandística de la Guerra Fría.



Recordemos que la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) eras consideradas atrasadas en Astronáutica hasta que en octubre de 1957 lanza el Sputnik, primer satélite artificial de la historia. Para Estados Unidos fue un golpe sorpresivo que da inicio a una auténtica “guerra fría” por los  logros aeroespaciales y para la URSS supondría un gran prestigio para sus ideales. El Sputnik impactaría sobre el desarrollo tecnológico en el resto del siglo XX al dar arranque a la carrera espacial que culmina a fines de la década de los 80´s.

El 12 de abril de 1961 abril los soviéticos emplearon un cohete Vostok 1 para poner en órbita al primer hombre en dar una vuelta completa a la Tierra. El cosmonauta ruso Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio exterior y en decir al volver que “había visto la Tierra”; sin embargo regresó sin traerse ninguna foto del momento. Es su suplente, Guerman Titov a bordo de la nave Vostok-2, el primer humano en fotografiar la Tierra hace 50 años con una cámara de video Konvas Avtomat y unos carretes de 300 milímetros. Se pudieron ver las proyecciones durante este año en la exposición de la galería Fotosoyuz de Moscú. Las fotos de la Tierra fueron extraídas del rodaje realizado por Titov durante las 17 vueltas que dio a nuestro planeta. Este fue otro nuevo golpe propagandístico asestado a los Estados Unidos.

Para agosto de 1968 la CIA había advertido a la NASA que los soviéticos estaban haciendo progresos con su programa lunar tripulado y que una misión de sobrevuelo lunar con cosmonautas podría tener lugar antes de fin de año. Esto significó “el pánico” de la NASA y el apuro por mandar el Apolo 8 a la luna, aunque según el plan preliminar este vuelo no estaba previsto. Entre 1966-67 ya cinco satélites habían sido enviados a tomar fotos de alta y baja resolución para explorar posibles lugares para las misiones tripuladas a la Luna. Es con este propósito que el Apolo 8 es enviado a sobrevolar la luna pero sin hacer alunizaje en ella.

La más influyente fotografía para los de este lado del planeta fue la imagen histórica en qué primera vez la humanidad fotografiaba la Tierra desde la órbita de otro astro (la Luna). Denominada earthrise (‘salida o amanecer de la Tierra’) fue tomada el 24 de diciembre de 1968 durante la misión Apolo 8. La llamaron así porque se hacen tomas con dos cámaras de fotos, en blanco y negro y luego en color, aunque para los efectos del programa de vuelo no estaba prevista. Su misión era tomar fotografías de la superficie lunar y mientras lo hacían apareció nuestro mundo sobre el horizonte de la luna tomándolos totalmente por sorpresa. Nadie les había puesto sobre aviso que la Tierra aparecería justo en ese momento por ese lado. Obviamente les impresionó y les pareció cautivante al punto de cambiar por un momento el enfoque de sus cámaras de la desértica superficie lunar.



La misión Apolo 8 consistió en un vuelo completo de ida y vuelta a la Luna, sin alunizaje. Los tres astronautas a bordo de la nave fueron el Comandante Frank Borman, el Piloto del Módulo de Mando James Lovell y Piloto del Módulo Lunar William Anders. Anders fue el primero que vio Tierra alzarse tras el horizonte por su ventanilla e inmediatamente tomó una fotografía en blanco y negro. Ellos realizaron una transmisión en directo desde la órbita lunar, en la cual mostraron imágenes de la Tierra y la Luna tal como se veían desde su nave. Lovell dijo: "Esta vasta soledad es sobrecogedora y te hace darte cuenta de todo lo que tienes allá en la Tierra".

Orbitaron la Luna 10 veces en un lapso de 20 horas, durante las cuales la tripulación realizó una emisión de televisión en Nochebuena en la cual leyeron los diez primeros versos del Génesis.

La tripulación planeó el tiempo de lectura para hacerlo coincidir con una vista completa de la Tierra flotando en la inmensidad vacía del espacio que mostraba la diversidad de nuestro planeta con los distintos colores, los mares, los continentes y las nubes en contraste con la desolada superficie lunar.

1.1. Al principio Dios creó el cielo y la tierra.

1.2. La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios aleteaba sobre las aguas.

1.3. Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió.

1.4. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas;

1.5. y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.

1.6. Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió.

1.7. Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él;

1.8. y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.

1.9. Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió.

1.10. Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno.

En aquel momento fue el programa de televisión más visto de la historia porque de pronto la Tierra desde la distancia y no la Luna fue lo que capturó más la atención. Esto sucedía entonces el 24 de diciembre de 1968 cuando Bill Anders tomó la famosa fotografía “earthrise”, “amanecer de la Tierra” en que veíamos a nuestro hogar  y a nosotros mismos desde afuera, flotando en la inmensidad del espacio.
 
Para celebrar el 45 aniversario de esta proeza, la NASA realizó un video en el que revela nuevos datos de la captura de "Earthrise". Usando tecnología actual y material del interior de la cápsula hacen una recreación realista de la posición del módulo, sincronizando las tomas fotográficas y las conversaciones de los astronautas.



Para mí este hecho es extraordinario ya que se tenía el registro primer paisaje de la Tierra visto desde una dimensión cósmica y que nos coloca a una escala inestimable en la infinidad de un universo extraño.

Estas imágenes darían a la humanidad entera un punto de vista tan inusual como estimulante. Se percibe una diferencia notable desde una foto tomada automáticamente a una en que un testigo presencial es quien dispara el botón para hacer constar la distancia hasta ese día inconmensurable que nos separa de todo. Confirmamos la absoluta vulnerabilidad, lo aparentemente frágil y bella que luce una tierra viva comparada con el inhóspito satélite que la acompaña y de la inverosímil y negra profundidad del cosmos.

Fue y sigue siendo una proeza de la ciencia colocar a los primeros observadores humanos a decenas de kilómetros de altitud para que ellos nos dijeran desde esos días que; en el infinito de la nada espacial sobresale una bellísima y delicada esfera azul que se sostiene sutil en el balance vital y el equilibrio dinámico de sus elementos. Desde esa posición y con esa foto icónica como prueba se plantearon o reafirmaron muchas preguntas y se hicieron las paráfrasis más elocuentes. 

Son destacables para mí estas dos posiciones; la del astrónomo inglés Sir Fred Hoyle quién había dicho: 

“Una vez que se consiga una fotografía de la Tierra tomada desde el espacio, y que la soledad de nuestro planeta sea conocida en su total magnitud, habrá nacido una nueva y poderosa idea en la historia del mundo”

Esta aseveración gira en torno a una palabra clave: soledad. Este logro tecnológico permite cambiar la imagen que se tenía del planeta y lo posiciona casi en la orfandad en el espacio exterior. La fotografía como tal es una de las más icónicas del siglo XX para la Revista Time y para la Revista Life está entre las 100 imágenes que cambiaron el mundo, pero, ¿y cómo lo cambió? La “vasta y sobrecogedora soledad” no nos la creemos y nos negamos a una existencia inexorablemente sola de allí la obsesiva búsqueda de otros planetas con vida. De una apariencia vulnerable y frágil la Tierra nos evidenció que estamos en el mismo bote y que levitamos en la desolación de un infinito casi desentrañable. Al ver la Tierra del tamaño de una canica (bolincha) nos asaltó profunda desolación existencial y para algunos la conciencia hasta ese día de saberse proveedora de recursos que creíamos infinitos. Desde comienzos de los años 1970's está intentando establecer algún contacto con seres extraterrestres y el foco de la atención se llevó a la observación astronómica. (Al mismo tiempo en las escuelas de los 70's se nos hacía la diferencia entre recursos finitos y los infinitos como el agua, el aire, etc)  ¿Acaso no se puede decir que a casi 50 años de tomada actuamos como si tuviéramos un mejor lugar a dónde ir cuando agotemos los recursos del nuestro? 

Esta proeza también nos confirmó que es el conocimiento el que aumenta nuestro poder de transformar y dominar la naturaleza. La carrera espacial se inscribe dentro del lema de esta época “saber es poder”. Significó el poder de dotar al ser humano de una imagen bellísima por lo extrínseca, de una postal para el recuerdo tan separada de lo cotidiano y esencial que vino a convalidar la senda arriesgada, insensata e imprudente de ignorar que representaba nuestro mismo el entorno vital. Desde entonces hemos provocado cambios tan extraordinariamente drásticos en la faz de la Tierra que tal parece que tenemos otro mundo para instalarnos con la misma impunidad. A una minoría con mucha intuición esta imagen los motiva a iniciar lo que hoy conocemos como el movimiento ambientalista y la lucha por una comprensión de un conjunto, muy contra corriente aun hoy.  

La ausencia de sentido común, “el menos común de los sentidos” como dice mucha gente, se constata en por la forma atrofiada e imprudente en que a la naturaleza la tratamos de manera tan utilitaria y egoísta. Nos desarraigamos hasta entorpecer algunas de las intuiciones básicas.  Castellanos dice que “al externalizar la naturaleza atrofiamos nuestros instintos”. Nos desarraigamos. Etimológicamente la palabra desarraigo significa “extracción de raíz de una planta”. Figurativamente lo aplicamos al ser humano al constatarse que parecemos encontrarnos contraproducentemente “sin raíces”. Sufrimos un claro vacío de consciencia, una especie de síndrome con trastornos adaptativos que nos hace proceder con un súper-ego invasivo, devastador del mundo natural. Estamos alienados como consecuencia del desarraigo generalizado, verificable por la indiferencia y desdén con que tratamos la naturaleza. “Somos criaturas del desarraigo moderno, y lo estamos empezando a lamentar.” Dice Niall Binn.


¿Todavía es la Tierra donde el hombre vive?

La otra posición para mi destacable es la que en el año 1966, el filósofo alemán  Martin Heidegger, concedía una entrevista al semanario Der Spiegel. Decía a propósito de un mundo dominado por la técnica; “Todo funciona. Esto es precisamente lo inhóspito, que todo funciona y que el funcionamiento lleva siempre a más funcionamiento y que la técnica arranca al hombre de la tierra cada vez más y lo desarraiga. No sé si Ud. estaba espantado, pero yo desde luego lo estaba cuando vi las fotos de la Tierra desde la Luna. No necesitamos bombas atómicas, el desarraigo del hombre es un hecho. Sólo nos quedan puras relaciones técnicas. Donde el hombre vive ya no es la Tierra.”


Belén Castellanos en la Revista Vísperas, (19th, 2013) comenta que “En aquella entrevista Heidegger decide transmitirnos una sensación, la sensación de escalofrío que sintió cuando los viajes espaciales nos devolvieron una imagen exterior de nuestro planeta Tierra. El mundo, definitivamente, había devenido imagen y Heidegger se sintió completamente aterrorizado. Mientras los medios volcaban las panorámicas de la Tierra con fantásticos fondos musicales, tratando de envolver la culminación del desarraigo en un espectáculo bello y sublime, Heidegger sintió un profundo dolor, pues no es el dolor sino eso que anuncia un desgarro. En ese momento se separó al humano de su hogar, se le quitó su suelo a cambio de una fotografía. Si vemos nuestro hogar desde fuera, inevitablemente deja de ser nuestro hogar, pues lo estamos convirtiendo en un objeto extraño y si eso es posible es porque hemos perdido pie”.
Hoy hacemos videos con una mejor tecnología, con tomas panorámicas utilizando estaciones espaciales internacionales permanentes. Una muy hermosa y conmovedora de esas producciones es The World Outside My Window - Time Lapse of Earth from the ISS (4K).


"Cada día sabemos más y entendemos menos". Albert Einstein

Tal vez la excepción más impactante del sentido de desarraigo que experimentamos aquí abajo en la Tierra es el que experimentan muchos los astronautas que con los años tienen la experiencia única de ver por largas horas al planeta desde el espacio. Son más de 500 personas las que han salido de la órbita de la Tierra desde el 1961, 27 personas han viajado a la Luna, 12 de las cuales han paseado por ella. A casi todas estas personas les sucede una transformación de consciencia tan poderosa que cambian radicalmente su relación con el mundo. Esto lo describe por primera vez Frank White en 1987, el autor de Overview Effect. Es una experiencia que transforma la perspectiva de los astronautas sobre el planeta y el lugar de la humanidad dentro del mismo. Esto es lo que se plantea en el video El Efecto Perspectiva (The Overview Effect).

Para ellos es tan clarificante que miran la Tierra como lo que es; un organismo vivo y extremadamente frágil. Solo una delgada línea nos protege de la inmensa crudeza del espacio y de la muerte. Es un oasis en medio de la nada. Comentan que es abrumador y asombroso ver su belleza y sentir esa experiencia de interconexión con la hermosa esfera azul verdosa y pasan las horas que pueden en la “Contemplación de la Tierra”.

Joseph P. Allen, astronauta, dijo: «Se discutió mucho sobre los pros y los contras de los viajes a la luna, no oí a nadie argumentar que deberíamos ir a la Luna para ver la Tierra desde allí, desde fuera de la Tierra; después de todo, ésta debe haber sido seguramente la verdadera razón de haber ido a la Luna».“Ese ser humano despierta a la comprensión de que él y la Tierra forman una unidad y que esta unidad pertenece a otra mayor, aumentando la escala hasta el infinito…. hasta las puertas del misterio de la Creación”.
Egdar Mitchell, astronauta del Apolo 14 habla de esta experiencia maravillosa, que ellos llaman la “El Efecto Perspectiva” o de  “Visión de Conjunto”.  Esa posición privilegiada en que pueden observarse “desarraigados”, con su mente estructurada en el mundo científico, de pronto frente a una perspectiva cósmica. Él narra un hecho extraordinario, lo que les pasa a las tripulaciones que tuvieron y tienen el privilegio de ver la Tierra desde el espacio. Algunas características son; “un sentimiento de sobrecogimiento hacia el planeta, un entendimiento profundo de la interconexión de todas las formas de vida y un sentimiento renovado de responsabilidad hacia el cuidado de nuestro entorno”. Reconocen también una unidad y coherencia en todo. Es una sensación tan fuerte y poderosa que muchos sienten que ya no volvieron a ser los mismos. Cambiaron su forma de ver la vida por completo.

“El ruso Anatoly Berezovoy, que estuvo 211 días en el espacio, afirmó la misma cosa. No podemos separar en un lado la Tierra y en el otro la humanidad. Formamos un todo orgánico y vivo; nosotros, los humanos, somos aquella parte de la Tierra que siente, piensa, ama, cuida y venera, somos la NATURALEZA HACIÉNDOSE CONSCIENTE DE SI MISMA, como decía el poeta inglés Thomson, aunque mientras no “despertamos” completamente a esa realidad, nos convertimos durante un tiempo en su mayor enemigo.”

El astronauta de la misión Apolo 14, Ed Mitchell, también pasó por esta experiencia. Tras un exitoso alunizaje en la Luna, Mitchell, junto con sus otros dos compañeros, estaba regresando a la Tierra. Dio la casualidad de que  ya había completado todas sus tareas y, por tanto, en el viaje de retorno a casa tuvo más tiempo para disfrutar del paisaje que se dibujaba a través de la ventanilla de la nave.

Como la nave giraba sobre sí misma completando una vuelta cada 2 minutos (un modo que le llaman el modo barbacoa), Mitchell pudo contemplar por primera vez la Tierra, la Luna, el Sol y las estrellas en un panorama de 360º que le dejó ensimismado.

Además, él mismo comprendía que todas sus moléculas y las de sus compañeros se formaron en antiguas estrellas que, al morir, esparcieron sus cenizas por el espacio, de las cuales estamos constituidos; y, de repente, ahí estaba de nuevo esa emoción que Schweikart había experimentado antes, esa sensación de euforia, de conexión con el Universo, que le cambiaría para toda la vida.

Mitchell tratando de explicar este estado, que para los occidentales al tener un sentido de separación tan arraigado no lo sabemos definir, recurre a estudiosos de las culturas orientales. Esa “Visión de Conjunto” que describe este astronauta como la unicidad de la vida en la Tierra, del conocimiento y la conciencia en que reconocen que uno mismo y el mundo no estamos separados en uno del otro, estamos interconectados. Este estado se llama Samadi, y significa según Mitchell,  lo que ves, las cosas como las ves con tus ojos, pero las experimentas emocional y visceralmente, con éxtasis y un sentido de total unidad y unicidad. El samadhi es un estado espiritual de conciencia. 

Hay diferentes tipos de samadhi. Entre los samadhis menores, savikalpa samadhi es el más elevado. En savikalpa samadhi, ves que práctica­mente todo está hecho; no tienes nada que hacer. Eres sólo un instrumento. Si eres utilizado, tanto mejor; de lo contrario, las cosas están todas hechas. Pero desde savikalpa samadhi todos tienen que regresar a la conciencia ordinaria.

Fuimos puestos aquí juntos por alguna razón. El individuo humano y todas las especies son la manifestación de un todo más grande. Esa experiencia se parece a una experiencia espiritual o meditación aunque en el caso de los astronautas es un cambio cognitivo que muy seguido puede producir una especie de experiencia de meditación.

“Tenemos que empezar a actuar como una especie con un destino común”, dicen ellos. Un entendimiento básico de quiénes somos y qué es lo que está en juego.  Hemos tenido un enfoque destructivo que se puede ver en el impacto que se observa en la superficie de la Tierra desde el espacio y llaman a cambiar esa mentalidad. ¿Estaremos a tiempo para que cambiemos como colectivo humano?





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