martes, 10 de julio de 2012

JARDINES VERNACULARES COSTARRICENSES Y SU ESTUDIO SISTEMATICO.

Un jardín realizado con buen gusto puede estar adornando una casa sencilla, pero aporta encanto y calidez a una entrada que invita a disfrutar de este recorrido que da la bienvenida a quien visite este hogar. Propiedad de la familia del indígena Ngöbe Alexis Rodríguez.

El título de este pequeño artículo es por ahora un ideal por alcanzar. Las características que definen e identifican el jardín vernacular costarricense apenas se están esbozando en diversas fuentes y que yo sepa no se han iniciado estudios serios y sistemáticos sobre este campo de la realidad cultural del país.

Es una de las ramas del estudio del diseño más queridas y respetadas por los paisajistas y amantes de los jardines porque nos es muy grato reconocer el aporte a la calidad paisajística y ambiental de un buen jardín sin que necesariamente tenga un nivel de diseño elaborado. Estos espacios y quienes los crean han ocupado un papel secundario en los estudios de la historia en general, aunque han sido fundamentales para la consolidación de una cultura general en relación con el paisaje en que se desarrolla.


Territorio con un paisaje notablemente bello en que viven los Ngöbes de Costa Rica. Ellos se encuentran en la subcuenca Coto Brus de la cuenca del Río Grande de Térraba. Es la Reserva Guaymí de Coto Brus. Esta foto es propiamente en La Casona, Limoncito de Coto Brus, Puntarenas, Costa Rica. La población Ngöbe ronda los 5 mil habitantes distribuidos en pequeños pueblos en la zona sur del país, específicamente en Talamanca y San Vito de Coto Brus. Todos los Ngöbes viven en cuatro reservas indígenas ubicadas en la Vertiente Pacífica. Las otras dos reservas se encuentran en cuenca del río Grande de Térraba; Reserva Guaymí de Conte Burica, Reserva Guaymí Abrojo-Montezuma. La Reserva Guaymí de Osa se encuentra en la cuenca de Río Riyito, Río Pavón, y La Quebrada.

Algunas de las razones por las cuales queremos resaltar su valía son; han sido áreas que aportan belleza al conjunto de bienes familiares y a su entorno, apoyan la diversidad biológica al ser el único refugio que les queda a muchas especies que huyen de las áreas urbanas y zonas de monocultivos. También complementan la producción doméstica de productos agrícolas, son reconfortantes y terapéuticos para quienes los construyen y los mantienen, amortiguan y mejoran las condiciones ambientales y micro-climáticas de las casas más sus alrededores.
La poca preocupación que hay para convertirlos en objeto de un estudio sistemático se debe a la marginalidad en la que se encuentran muchas manifestaciones culturales que no logran interesar a los académicos. Puede deberse también a la subvaloración del mismo costarricense a los jardines en general, vistos hasta hace poco como un “hobby”, o un pasatiempo propio de las amas de casa (aunque no exclusivo) y por tanto una actividad secundaria y accesoria dentro de los “deberes del hogar”. Esta es posiblemente la visión que tiene la cultura dominante en que las “actividades domésticas” nunca han sido apropiadamente valoradas.

Lechuga de agua, o en nombre científico Pistia stratiotes. También le dicen Lechuguilla, Repollo de agua, Repollito de agua en la propiedad de la familia del indígena Ngöbe Alexis Rodríguez.

También es posible que tengamos un cierto “complejo de inferioridad” al desconocer la riqueza intrínseca de estos conjuntos que se disipan en la cotidianidad del paisaje de siempre. De igual manera ya hemos subvalorado la cocina tradicional costarricense, que hasta hace pocas décadas pasaba por trivial e insignificante. Para reconfigurar la dimensión de su importancia tiene que venir “gente de afuera”, o “un ojo crítico especializado” para que acometa con la apertura de un “novel” campo de conocimiento y logremos disfrutar después lo que teníamos frente a nuestros ojos.
Parte de la paleta de plantas, sobre todo las muy coloridas caladium, coleus y crotos para presentar una conbinación de follaje y floral en una mezcla de muy llamativo aspecto. Propiedad de la familia del indígena Ngöbe Alexis Rodríguez.

Puede que sea un campo de estudio con una complejidad poco comprendida, y vista como parte de otros campos, por ejemplo, dentro de la etnobotánica, aunque sabemos que además de conocer los usos de las plantas hay una disposición y orden en función de la estética y su contemplación. Es a la vez un fenómeno cotidiano, cambiante y en evolución. Se adecua a presupuestos variados, mostrando sus buenos resultados cuando hay una buena dosis de creatividad y un gran cariño hacia las plantas.
La buena noticia es que ya se está empezando a poner en el tapete este tema y se está reconociendo que ha sido un componente subvalorado dentro de los ámbitos académicos e intelectuales. Ha sucedido en muchos países cuya puesta en valor se da por parte de instituciones que defienden el patrimonio. Sé que es un campo de interés para el Museo Nacional de Costa Rica, como institución que vela por el patrimonio cultural del país. Sería un importante aporte si hace que los “sencillos jardines” nuestros conformen un legado de bienes culturales que los ciudadanos merecen conocer.

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