miércoles, 3 de noviembre de 2010

Inundaciones y paisaje.

Arquitecto-Paisajista
Guillermo Chaves Hernández
2010






Tenemos un paisaje configurado por volcanes y agua, entre otros factores naturales, es nuestro deber cuidar el paisaje cuando en cambio climático genera lluvias más caudalosas y frecuentes.

En estos últimos días hemos visto como este país, casi por completo, está siendo anegado. Una gran cantidad de lluvia que satura suelos y ríos está cayendo, son tormentas usuales (o inusuales?) que por años y décadas caen con profusión sobre nuestro suelo. Hoy hay pueblos inundados, gente refugiada en albergues temporales, pérdidas de bienes materiales y desgraciadamente también pérdidas de vidas humanas. Si hay que encontrar alguna responsabilidad de los desastres que causan tantos derrumbes e inundaciones, NO es culpando al río que tiene un comportamiento "natural", (si lo dejamos), que ocupa de los meandros y de una buena porción del paisaje ribereño para disipar su energía, amortiguar su corriente e infiltrar parte de su volumen en el terreno periférico. Siempre ha habido aguaceros extraordinarios, tormentas y colas de huracanes muchas veces desastrosas, con la Niña o el Niño más. 


Con el calentamiento global se prevé que aumenten su frecuencia y volumen. Adaptarse a estas condiciones va a ser el reto de las próximas décadas, adaptar infraestructura a condiciones más adversas y a la vez cuidar el paisaje. Reforzar las soluciones paisajísticas para el amortiguamiento y la disipación de la energía riachuelos y ríos, protección de los suelos contra la erosión, reforzamiento de puentes, taludes de carreteras, salidas pluviales, sitios de infiltración y limpieza de alcantarillados son solo algunas de las soluciones que debemos implementar.


Como hemos visto con las nuevas carreteras, sus taludes desprotegidos, los inadecuados encausamientos de las aguas pluviales, los suelos mal consolidados terminan siendo una pésima inversión. Pueblos como Parrita y Sixaola deben ser comunidades anfibias, con casas elevadas sobre pilotes. No porque los ríos se salen y los inundan, sino porque estos pueblos se construyeron sobre su cause estacional, y sobre los playones y meandros que todo río grande necesita para desahogar sus crecidas. Al gobierno se le culpa de todo, de imprevisión e impericia, sin embargo cada ciudadano debe ser capaz de dar un aporte, algo dentro de sus posibilidades, a un problema que vemos crecer cada año. La pobreza no es una buena aliada si tenemos un clima que muchas veces es una bendición, pero que en ocasiones desborda nuestras capacidades. Debemos ser solidarios y comprensivos. Podemos ser parte de la solución, cuidando nuestro del paisaje y liberando las riberas de los ríos, como una estrategia que a mediano y largo plazo nos va beneficiar.


Un río que arrastre gran cantidad de sedimento dice mucho del uso del suelo que le estamos dando a los suelos. No debemos perder este recurso valioso, generosamente lleno de nutrientes. Desde las altas montañas debemos controlar la erosión y procurar la re infiltración pluvial.


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